501
pages
Español
Documents
Obtenez un accès à la bibliothèque pour le consulter en ligne En savoir plus
Découvre YouScribe et accède à tout notre catalogue !
Découvre YouScribe et accède à tout notre catalogue !
501
pages
Español
Documents
Obtenez un accès à la bibliothèque pour le consulter en ligne En savoir plus
Publié par
Nombre de lectures
158
Licence :
Langue
Español
Poids de l'ouvrage
19 Mo
Publié par
Licence :
Langue
Español
Poids de l'ouvrage
19 Mo
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
FACULTAD DE BELLAS ARTES
LA PINTURA ANDALUZA DE LOS OCHENTA
HISTORIA, REFERENCIAS E INTERACCIONES
ICONOGRÁFICAS
TESIS DOCTORAL PRESENTADA POR
JOSÉ MARÍA LARRONDO FRAILE
DIRECTORES
MANUEL GONZÁLEZ DE ÁVILA
JULIO ALBERTO MARTÍN MARTÍN
SALAMANCA 2011
LA PINTURA ANDALUZA DE LOS OCHENTA
HISTORIA, REFERENCIAS E INTERACCIONES
ICONOGRÁFICAS
Tesis doctoral presentada por José María Larrondo Fraile
Universidad de Salamanca
Facultad de Bellas Artes
Departamento de Historia del Arte-Bellas Artes
Directores
Manuel González de Ávila
Julio Alberto Martín Martín
Salamanca, 2011
A mi padre.
El hombre económico es un estúpido; el hombre heroico es
un tonto; pero, en algún punto entre el estúpido y el tonto, el
hombre humano, si me perdonan la expresión, sigue su inse-
guro camino.
Kenneth Boulding
CONTENIDOS
Premisa
Enfoque
1. Enfoque general…………………………………………………………… 7
2. Plan de trabajo……………………………………………………………. 13
3. Entrevistas…………………………………………………………………17
Escaner histórico
1. Una primera aproximación al arte en Sevilla…………………………….. 21
2. Petimentos. Veinte años encorsetados y el mayo francés………………... 33
3. La muerte de Franco. Esquizos y Oligos………………………................ 43
4. Agredano enciende la chispa. Titanlux y moralidad…………………….. 77
5. Aviones de plomo. Antes y después del entusiasmo…………………… 123
6. De Manhattan a La Expo. Una mirada a los noventa…………………... 159
La pintura hablada. Opiniones al cabo de treinta años……………………….. 171
Interacciones iconográficas durante los ochenta……………………………... 463
Conclusiones………………………………………………………………….. 483
Bibliografía…………………………………………………………………….491
Premisa
Resulta evidente que a la hora de afrontar un trabajo de investigación, nada se debe
dar por sentado a priori. Hay muchas razones por las que se puede elegir o no un tema y
todos sabemos las que convienen. Nos referimos a una problemática bien acotada, que
tenga cierto perfume de novedad, sin demasiado riesgo y demás coordenadas de
autocomplacencia.
Otra cosa muy diferente es que aquello en lo que quieres bucear, te resulta
ineludible porque precisamente eso y no otra cosa es lo más sentido. Y además es
sentido por una razón bien sencilla: fue lo más vivido.
Está claro que la perspectiva histórica resulta fundamental a la hora de arrancar un
trabajo de este tipo. Si te encuentras demasiado lejos de los hechos, te apoyarás
exclusivamente en otros analistas que han estudiado el tema mucho antes que tú. Es
evidente que entonces el tema no lo has vivido. Si tu posición es demasiado cercana,
corres el riesgo de sacar consecuencias erróneas ya que rozarás variables adyacentes que
enturbian los sentidos.
Veinticinco años es una buena distancia. Aún recuerdas lo vivido y los protagonistas
han tenido suficiente tiempo de reflexión como para modular su particular visión de las
cosas. Ya tenemos el momento. Ahora toca colocar algunos personajes (por su
actividad) en un determinado espacio.
Si se confiesa que uno es pintor, puede ocurrir que se sienta algo de rubor -incluso
pavor- con semejante confesión, dado lo que estamos viviendo. Pero no adelantemos
acontecimientos, ya que estas confesiones en el inicio de un trabajo de investigación tan
sólo sirven como premisa, y en consecuencia siempre te transportan al principio, con lo
que es mejor atacar directamente el asunto que nos ocupa: lo ocurrido en Andalucía,
dentro del mundo de la plástica, durante la década de los ochenta. Empezamos a acotar.
1
Conforme nos vamos adentrando, resulta más y más fascinante viajar por
determinados años de nuestra cultura. En el fondo, hasta los desiertos parecen
fascinantes, precisamente porque adquieren el sentido de los silencios en la música.
Desde 1982 hasta 1987 pasan muchas cosas. 1984 está muy connotado: no sólo algunos
lo toman como referencia del “final del arte”, sino que además lo hacen con un
requiebro parvulario, nada dantesco pero sí dantónico (de A. Danto).
Ciertas características del arte de los ochenta, más o menos asumidas por todos, son:
juventud, rápida internacionalización, desparpajo, eclecticismo desbordado, leer
compulsivamente a los autores franceses, vestir de gris, nada de complejos, velocidad
de ejecución, permeabilidad a lo postmoderno y, en líneas generales, una pésima
técnica. Con respecto a este último punto, habría que decir que no fue el caso de todos y
que se presupone que al referirnos a “técnica” también nos estamos refiriendo al
contenido, y por tanto a la iconografía. Desde luego, cabaret no faltó.
¡Cabaret! Podría ser el momento de corregir o de censurar. ¡Es tan incorrecto! Pero
ocurre una cosa. Para entender los ochenta en Andalucía hay que entender lo que pasó
en el país y entender lo que pasó fuera de nuestras fronteras, fundamentalmente en New
York, en Alemania y en Italia. Ello tendrá mucha más importancia que lo que venía
pasando en la misma Andalucía, sobre todo en Sevilla.
De todas las referencias que describen los aspectos del arte producido en los ochenta,
hay una particularmente clara, precisamente porque se conforma como kilómetro cero
por un lado y consecuencia final por el otro: “Pero el nuevo entusiasmo está bañado
por un escepticismo lúcido, por una disolución de los valores absolutos, que imprime a
la situación posmoderna la impronta de un romanticismo congelado o contenido”1.
Adelantamos, por obvio, que estos términos de temperatura fueron utilizados en
Andalucía de una forma expresa en 1984 e incluso antes.
1 Marchán Fiz, Simón, Del arte objetual al arte de concepto, Madrid, Akal, 2009, p. 317.
2
Vista con el tiempo, existen otros aspectos que marcaron especialmente la
producción plástica de la época. El primero de todos, dada la velocidad con que se
produjeron los acontecimientos, era una especie disolución espacio-tiempo. Nos
referimos a que flotaba en el aire el concepto de genius loci, defendido por Bonito
Oliva, y esto producía una sensación de libertad a la hora de combinar elecciones
iconográficas propias del territorio donde te hallabas asentado con otras caprichosas o
aleatorias sin permitir que las primeras anclasen a los autores, sino todo lo contrario. Se
estaba en todas partes. Nunca se viajó tanto.
Otra característica asumida sería la interactuación multidisciplinar. Nos referimos a
que era absolutamente frecuente que muchos autores tocaran varias actividades
creativas y se veía como normal. Se entendía como algo que tenía que ver más con el
concepto de artista que con la actual tendencia del mainstream. Era un fenómeno
natural, tan natural como que se pasaba de sujeto a individuo de forma automática y sin
hacer ningún asco –todo lo contrario- a dos facetas del poliedro productivo. Una sería el
verse atrapado por los pensamientos (iconografía de las catástrofes). La otra sería verse
felizmente atrapado por el dispositivo. El sistema te llamaba y punto. No es de extrañar
que un autor como José María Durán haga una clara referencia a esto: “Son, en cambio,
todos los agentes que participan en el “campo” de producción artístico, esto es, los
críticos y comisarios, los coleccionistas y galeristas, etc., los que producen de hecho la
obra de arte, su valor y significado tanto social como económico” . Durán a