Diario historico de la rebelion y guerra de los pueblos Guaranis situados en la costa oriental del Rio Uruguay, del año de 1754

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The Project Gutenberg EBook of Diario historico de la rebelion y guerra de los pueblos Guaranis situados en la costaoriental del Rio Uruguay, del año de 1754, by Tadeo Xavier HenisThis eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it,give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online atwww.gutenberg.netTitle: Diario historico de la rebelion y guerra de los pueblos Guaranis situados en la costa oriental del Rio Uruguay, delaño de 1754Author: Tadeo Xavier HenisRelease Date: August 18, 2004 [EBook #13216]Language: Spanish*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK DIARIO HISTORICO ***Produced by Paz Barrios and the Online Distributed Proofreading Team. This file was produced from imagesgenerously made available by the Bibliothèque nationale de France (BnF/Gallica) at http://gallica.bnf.fr[Nota del Transcriptor: Este texto digital ha conservado todas las irregularidades en puntuación, acentuación y ortografíadel libro original.]DIARIO HISTORICO DE LA REBELION Y GUERRA DE LOS PUEBLOS GUARANIS, SITUADOS EN LA COSTAORIENTAL DEL RIO URUGUAY, DEL AÑO DE 1754.VERSION CASTELLANA DE LA OBRA ESCRITA EN LATIN POR EL P. TADEO XAVIER HENIS, DE LA COMPAÑIA DE JESUS.1836.DISCURSO PRELIMINAR AL DIARIO DEL P. HENIS.Los esfuerzos combinados de dos grandes potencias europeas no bastaron para dar cumplimiento al tratado de1750, que debia deslindar sus ...
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08 décembre 2010

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The Project Gutenberg EBook of Diario historico dela rebelion y guerra de los pueblos Guaranissituados en la costa oriental del Rio Uruguay, delaño de 1754, by Tadeo Xavier HenisThis eBook is for the use of anyone anywhere atno cost and with almost no restrictions whatsoever.You may copy it, give it away or re-use it under theterms of the Project Gutenberg License includedwith this eBook or online at www.gutenberg.netTitle: Diario historico de la rebelion y guerra de lospueblos Guaranis situados en la costa oriental delRio Uruguay, del año de 1754Author: Tadeo Xavier HenisRelease Date: August 18, 2004 [EBook #13216]Language: Spanish*** START OF THIS PROJECT GUTENBERGEBOOK DIARIO HISTORICO ***Produced by Paz Barrios and the OnlineDistributed Proofreading Team. This file wasproduced from images generously made availableby the Bibliothèque nationale de France(BnF/Gallica) at http://gallica.bnf.fr
[Nota del Transcriptor: Este texto digital haconservado todas las irregularidades enpuntuación, acentuación y ortografía del librooriginal.]DIARIO HISTORICO DE LA REBELION YGUERRA DE LOS PUEBLOS GUARANIS,SITUADOS EN LA COSTA ORIENTAL DEL RIOURUGUAY, DEL AÑO DE 1754.VERSION CASTELLANA DE LA OBRA ESCRITAEN LATIN POR EL P. TADEO XAVIER HENIS, DELA COMPAÑIA DE JESUS.1836.
DISCURSO PRELIMINAR ALDIARIO DEL P. HENIS.Los esfuerzos combinados de dos grandespotencias europeas no bastaron para darcumplimiento al tratado de 1750, que debiadeslindar sus vastos dominios en América. A lasrepresentaciones respetuosas de los PP. de laCompañia de Jesus, que llevaban á mal lacesion de sus misiones orientales, sucedieron losalborotos, que pronto acabaron en una generalinsurreccion.Los preliminares de este tratado habian sidoajustados secretamente con el rey Juan V contrael voto de sus ministros, que tenian por muchomas importante la conservacion de la Colonia delSacramento, que la adquisicion proyectada enlas màrgenes del Uruguay. Pero Josè I, que seadheria à las miras de su padre y predecesor,autorizó á Gomez Freyre de Andrade,Gobernador y Capitan General de Rio Janeiro,para la entrega de la Colonia; mientras que elMarques de Valdelirios llenaba los compromisoscontraidos por S.M. Católica, segundado por elP. Altamirano, que venia tambien en clase decomisario.Luego que se traslucieron en Còrdoba lasclàusulas de este tratado, el P. Barreda,provincial entonces, reuniò una consulta para
exponer al Virey y à la Audiencia los perjuiciosque se inferian à los derechos de la Corona, dela Compañia, y de los pueblos. El P. Lozano, quefuè encargado de redactar este oficio, nadaomitiò para producir el convencimiento, y el P.Quiroga, que disfrutaba del concepto de grancosmógrafo, formó un mapa, en que (segun sedijo) desfigurò el terreno, para hacer masirresistibles los argumentos de los consultores.Estos manejos, y el poder de los PP. Misionerossobre sus neòfitos, los expusieron al cargo dehaber fomentado, ó favorecido la insurreccion delos indios. Concurrian á acreditar esta especielos sucesos del Parà y del Marañon, donde uncomisario del Rey de Portugal, en circunstanciasidénticas, hallò los mismos obstáculos en elnorte, que Valdelirios y Freyre en el sud. No sellegó à empuñar las armas, porque no habiapueblos que ceder, ni territorio que evacuar;pero se negaron los auxilios, se trabaron lasoperaciones, dejando yermos los parages pordonde debian transitar los demarcadores.Funes, que registró los archivos del vireinato,refiere, que en la entrevista que tuvo el capitanZavala con el cacique Sepé Tyaragú en el pueblode San Miguel, dijo este "que circulaba enaquellos pueblos una carta del Gobernador deBuenos Aires, dirigida al Superior de lasMisiones, ordenando à los indios el empleo de lafuerza en defensa de su territorio, y à no permitirla entrada à ningun portugues: enfin, queaquellas eran las instrucciones que tenian de sus
doctrineros."[1]Esta declaracion se halla confirmada en varioslugares del diario de Henis, que descubren elerror en que vivian los PP., que "los indios harianun gran servicio al Rey, si se defendian, oponiany resistian con todas sus fuerzas, mientrasllegaba de Europa la providencia que seesperaba."[2]En el mismo sentido se expresaba el P. Rávago,confesor del imbecil Fernando VI, asegurando alSuperior de los Misiones, que el Rey, víctima delas intrigas de su consejero Carvajal, autor deltratado, no se le habia opuesto hasta entoncespor pusilanimidad é ignorancia.Entretanto la insurreccion, que cundia en lospueblos de Misiones, no dejaba mas arbitrio queel de la fuerza para sofocarla. En una junta quese celebró en la isla de Martin Garcia entreValdelirios, Gomez Freyre, y Andonaegui,Gobernador de Buenos Aires, se acordò que, ámas de los cuerpos veteranos de la guarnicion,se convocarian las milicias de Montevideo, SantaFé y Corrientes, á las que se reunirian 1,000Portugueses y un competente nùmero devecinos, para llevar la guerra á los pueblosinsurreccionados.En estos preparativos se invertieron algunosmeses, hasta que á principios de Mayo del añode 1754 se abriò la campaña, al mando deAndonaegui, que debia ocupar el punto central
de San Nicolas, mientras Freyre, con otro trozode tropas que se organizaban en el Rio Grande,atacaria el pueblo de Santo Angel, situado en elborde exterior del Yguy-guazù.Para agotar todos los medios de conciliacion deque podia hacerse uso sin menoscabo de laautoridad real, se hizo preceder al ataque unparlamentario, que debia hacer las ùltimasamonestaciones à los rebeldes, por medio delcura de Yapeyù à quien fuè dirigido.Pero el conductor de este oficio tuvo la desgraciade caer en manos de una partida de sublevados,que lo inmolaron en compañia de otros cincohombres que lo escoltaban. Este crímen hizoimposible todo avenimiento, y el ejèrcito, quehabia hecho alto en las costas del Ygarapey,avanzò hasta el Ibicuy, por caminosintransitables, y en el rigor del invierno. La faltade pastos, y la extenuacion que causó en loscaballos, obligaron el ejèrcito español àretroceder hasta el Salto-chico, y estemovimiento retrogrado, al romper lashostilidades, envalentonó à los indios, que lesalieron al frente para hostilizarle.Por otra parte Gomez Freyre se habia enredadoen los bosques del Yacuì, donde supo la retiradade Andonaegui; mientras los sublevados, cuyomayor odio era contra los Portugueses, fueron àdesafiarlos hasta el rio Pardo. Estos ataquesparciales, cuya victoria se atribuian los gefesaliados, acabaron en un armisticio que no tuvo á
menos Gomez Freyre celebrar con los caciquesen su campamento del rio Yacuí.[3]Irritado por tanta cobardia è impericia, elBrigadier D. Josè Joaquin de Viana, Gobernadorde Montevideo, volò al campamento de Freyre áinstarle para que rompiese cuanto antes estastreguas vergonzosas. Las palabras de estebizarro oficial despertaron el valor de suscompañeros, que, bajo su direccion y auspicios,derrotaron en un primer choque à los indioscerca de Batovì, en donde el mismo Generalderribó de un pistoletazo al famoso caudilloSepé.Sucedió en el mando de los sublevados elcorregidor, ó cacique del pueblo de Concepcion,Nicolas Nanguirù, mas conocido en la historia deestos tumultos bajo el nombre de NICOLAS I,que se dijo haber tomado con el carácter de rey.Viana, que despues de la accion de Batovì,marchaba al frente de los españoles y lusitanosen nùmero de 2,500, volviò á arrollar à los indiosal pié del cerro de Caybaté, donde leaguardaban con cerca de 2,000 combatientes. Aldia siguiente ocupò el pueblo de San Miguel, ómas bien sus escombros, por haber sidodesamparado y reducido à cenizas; y desde estepunto intimò la rendicion á los demas pueblos,que todos se sometieron, excepto el de SanLorenzo, que solo cediò á la fuerza: confirmandocon este último rasgo de obstinacion lassospechas que se tenian formadas sobre la
cooperacion de los misioneros, siendo cura deeste pueblo el mismo P. Tadeo Xavier Henis,autor del diario, cuyo autógrafo se halló en suescritorio.De este modo terminó una guerra que inspiròvivas alarmas à las cortes de Madrid y deLisboa, acostumbradas á ver obedecidasciegamente sus òrdenes, y á mirar à losindìgenas como á la clase mas abyecta de sussubditos. Despues del gran levantamiento de losAraucanos al fin de la XVI.'ta centuria, ningunacto de insubordinacion habia turbado lascolonias, cuyo sosiego se tenia por inalterable. Yrealmente la resistencia de los indios Guaranísno arrancaba de un espíritu de sedicion, sino deun sentimiento de fidelidad que la hacia masobstinada. Así es que el autor del diario,hablando de los rumores que circulaban en lasMisiones durante la lucha, esclama: ¿Quiencreyera que las cosas de los indios estén en talestado, que para servir al Rey sea necesariotomar las armas contra él mismo.[4]Si los PP. Misioneros fueron autores, ò víctimasde este engaño, no es facil decidirlo; pero lascàbalas que ya empezaban à urdirse contra laCompañia, deben inspirar desconfianzas háciatodos los cargos que se le hicieron en aquellaépoca. Cierto de que ellos conservaron hasta elúltimo desenlace la esperanza de ver anulado eltratado, y continuaron arreglando los puebloscomo si nunca debieran abandonarlos. Cuandolas tropas del Rey entraron en San Luis se
trabajaba en rematar los dos hermososgnomones que construyeron los PP. en elcorredor de su huerta, y en el pueblo de SanLorenzo quedó á medio dorar el altar de SanAntonio.[5]Estos pormenores pueden servir para disculpar àlos Jesuitas de la complicidad que se lesatribuye, y de un modo mas convincente que lafastidiosa repeticion que hace Funes de lasalteraciones que notó Muriel en la versioncastellana de este diario por Ibañez.Si el concepto de la secreta oposicion del Rey altratado no es bastante justificacion para los quelo atacaron, tampoco podrán librarles de la notade rebeldes las correcciones tan laboriosamentehacinadas por el continuador de Charlevoix pararestablecer el texto de Henis. Por mas que secomenten estas Efemerides nunca se llegará ádesmentir por este lado lo que tan candidamenteexpresa el autor en cada uno de sus párrafos.Sin embargo, no es posible negar el mal uso quehizo Ibañez de este documento, en la formacionde su obra, titulada: El reino jesuítico delParaguay.[6] Expulso del Colegio de BuenosAires poco despues de la celebracion del tratadode 1750, este individuo se ofreció al Marques deValdelirios para suministrarle los conocimientosadquiridos sobre el estado de las Misiones, y lasmiras de los que las administraban. En estasrevelaciones era natural que le guiase un espíritude rencor, y que acreditase, en cuanto le era
posible, el plan de usurpacion que se atribuia álos Jesuitas. Valdelirios, que estaba prevenidocontra ellos, sobre todo despues de lainsurreccion de sus pueblos, acogia condeferencia estas especies; y alentado Ibañez poresta proteccion, atacò con mas descaro á susantiguos hermanos. No contento con la zizañaque habia sembrado en Buenos Aires, pasó áMadrid, donde las recomendaciones que llevaba,y los servicios que habia prestado, le pusieron encontacto con D. Ricardo Wall, sucesor deCarvajal, y comprometido en todos sus planes.Las circunstancias no podian ser mas àpropòsito para favorecer las miras de este ex-claustrado. Sus cargos, que en cualquier otraépoca se hubiesen mirado con el desprecio queinspira un sentimiento de venganza, trillaron elcamino á otros ataques, que acabaron con laruina de la Sociedad que le habia repudiado.Pero no se consiguiò por esto dar cumplimientoal tratado; y se tuvo por fin que echar mano dela fuerza para desalojar á los Portugueses de laColonia del Sacramento:[7] y del mismo arbitriose valieron los Lusitanos para apoderarsemuchos años despues de las MisionesOrientales.[8]Entre tanto estas dos campañas, á las que losescritores españoles dieron enfaticamente elnombre de primera y segunda guerraguaranítica, como si en algo se parecieran á laspúnicas, hicieron derramar mucha sangre, ycostaron à la Corte de Lisboa, (segun lo asegurò
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